Hace ya unas semanas que le venimos dando vueltas a la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) que se ajusta en 950 € y, bulos aparte, que los ha habido y no ayudan, a tenor de los números que nos han presentado, me da que la cosa queda así: la empresa se ‘rasca’ un 40% largo de más por cada nómina; al trabajador que lo recibe se le lava la cara con una leve subida y quien de verdad gana con la jugada es el señor Estado con los ingresos por cotizaciones, casi 250 millones de euros más a sus arcas, según nos cuentan los especialistas.
Hace tiempo que hay un desfase grande entre la realidad del mercado y la realidad virtual que viven sus señorías y a veces uno piensa en si sus acciones son para beneficiarnos o para que ellos puedan seguir recaudando. Y no me sirven noticias como las del Vicepresidente (Iglesias) renunciando a parte de su sueldo por vergüenza torera. Le honra, desde luego, pero o se suman todos a la misma causa o no sirve de nada y otra cuestión se plantea al respecto ¿qué salarios son los justos, los de ellos o los de millones de currantes de a pie? ¿Qué realidad impera? Porque lo he dicho ya en alguna ocasión, me parece indecente que señorías que se mueven en ratios de los #cuatromiles para arriba (y me quedo corto si tenemos en cuenta lo que dejan de pagar: dietas, desplazamientos, comunicaciones,…) decidan que lo justo es que el SMI roce los mil euros. ¡Cuán agradecidos debemos estar!
Mileuristas
Se me ocurre que todos los casi mileuristas del cap i casal y de su área metropolitana ya pueden celebrar la subida salarial en la calle Colón y aprovechar el remate final de rebajas. Ese músculo comercial de la ciudad que sigue sumando quebraderos de cabeza a la movilidad. Ahora la idea es que dejen de pasar coches, y la verdad es que para lo que habían hecho mejor que no pasaran, pero de ahí a que la llenemos de buses. La idea es que en lugar de 500 pasen más de 850, en las horas del día en las que hay servicio.
A mí, sinceramente, los buses ya me parecen demasiado grandes y buena parte de la flota altamente contaminante. Igual convertimos la principal calle comercial en una estación intermodal y seguimos sin ver la calzada, antes petada de coches, buses, motos, taxis y vehículos profesionales y en adelante del rojo (EMT) y el blanco (taxi), pero seguiremos sin ver la calzada.
¿No era la ciudad para las personas? ¡No hay #webs a hacerla peatonal!
Artículo de Pere Ferrer Sanchís, consultor en comunicación en Agua y Sal, publicado en la edición de febrero de El Periódico de Aquí.
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