Cuando la comunicación se vende a peso

La realidad de una agencia de comunicación y RR.PP, incluso las de marketing y publicidad, está sujeta a la competición de los concursos, a pelear por una mejor propuesta cuando te llaman para pasarte briefing y vas todo orgulloso y al final de la reunión te dejan caer de manera aséptica: ‘…he pedido tres presupuestos más’.RP vacía

Desde luego, la competición es sana, te activa, te espolea, te mantiene al día y alerta, pero la crisis, de forma inevitable, también nos ha dejado formas más ásperas, presus más pobres, sobre todo en la órbita administrativa donde la oferta más económica (cuando no se trata de creatividades) es la que gana de manera sobradita, mientras las otras, quizá mejores, se quedan en la estacada. ¡Qué se lo digan a las grandes multinacionales de construcción e infraestructuras cuando se quejan que presupuestaron a la baja el Canal de Panamá o el AVE a la Meca y luego no les salen las cuentas! No todo debe ceñirse al precio ¿Dónde quedan sino valores como calidad, solvencia, creatividad, impacto, retorno…?

Igual que en el campo de la publicidad la creatividad no solo se presupone sino que se valora, también llevamos mucho tiempo peleando en nuestra agencia para que la gestión de comunicación se valore por su aporte creativo y no solo por su coste económico.

La experiencia, tu forma de trabajar, tu estilo, tu capacidad en la redacción, tus contactos, tu accesibilidad a los medios o públicos de interés, tu función de Relaciones Públicas, tus bases de datos… son algunos de los aspectos que conforman la gestión de la comunicación de una manera personalizada. No todos prestamos el mismo servicio, aunque trabajemos en el mismo campo de actividad. Por eso sería importante que las empresas madurasen y valorasen cual es para ellos el beneficio de nuestra participación y que no se trata de ‘salir’ a toda costa, sino de tener algo importante que decir. Al tiempo que el calendario de la gestión de comunicación debe tener su continuidad en el tiempo y no aparecer o desaparecer según se le antoje a la dirección de la empresa, porque eso nos aleja de la posibilidad de poder ser noticia.

Comunicar no es una cuestión menor que diría por ejemplo Rajoy, aunque él le dé tan poca importancia a este positivo ejercicio.