Por Álvaro Torres
La comunicación que consume la Generación Z (1994-2010) está lejos de los formatos clásicos. Esto es una evidencia y así lo saben los medios convencionales, que intentan adaptarse como pueden al cambio de paradigma que supone. El papel suena arcaico hasta para gente de franjas etarias de mayor edad, sin embargo, en el audiovisual, un nuevo frente se abre para los y las jóvenes: la televisión, esa caja mágica – o tonta -, se encuentra en el ocaso de su popularidad.
Según datos del portal Statista, la tasa española de penetración de este aparato, que marca los índices de adquisición y consumo, no alcanza el 75% para los menores de 35 años. En resumen, más de una cuarta parte de la camada “zeta” no ve atractivo ni necesario el mínimo uso de esta tecnología. Ser nativo digital ha supuesto la exposición a nuevas herramientas en el contexto de hiperconectividad y estímulos continuos que plantea la era Smartphone.
Nuestros abuelos bajaban – y bajan – de buena mañana al kiosco del barrio a por el ejemplar de Levante, El Mundo o ABC pertinente. Los padres y madres, quizá, prescinden de este formato, aunque ponen casi con total seguridad los informativos matutinos cada día. Sin embargo, los hijos e hijas despertamos al lado del móvil, lo primero que solemos revisar al día. Con un simple clic en el icono de, por ejemplo, Twitter, ya nos inunda una batería de contenidos multimedia de hoy y ayer.
Comunicación horizontal
La información es más amena; el consumo, más íntimo; y la participación en el proceso comunicativo, más apetecible. Las redes sociales como Tiktok, Instagram o Twitch sentaron cátedra a la hora de plasmar un entorno más horizontal en la comunicación, sea informativa o no. Tu abuela lee el editorial del director de El País y tu madre escucha a Piqueras. Ambas en silencio. Tú, nacida en pleno aluvión digital, tienes una cuenta en redes, eres alguien en el escenario que plantea el comunicador.
¿Qué ha supuesto esto? Pues, obviando a los troles inherentes a Internet en todas sus facetas, ha incentivado el consumo de contenido. En Tiktok, por ejemplo, los creadores tienen la opción de responder en nuevos vídeos a los comentarios: tú puedes ser protagonista. Espacios como Reddit han favorecido la divulgación y la democratización de saberes que antes precisaban de paseos hasta la biblioteca para estar a nuestro alcance. Y todo siempre de forma interactiva. Tú compartes; yo comento, añado, corrijo, aplaudo o incluso castigo.
Un ‘Me Gusta’ o un retuit sirven para posicionar los contenidos más arriba o abajo en la lista de virales; los usuarios son los que marcan en el ciberespacio la agenda mediática. ¿Qué quieren que sea noticia? Eso parece que suene en las redacciones de todos lados. El contenido se diseña y expone para la viralización: el consumidor, finalmente, tiene poder de influencia ante un medio.
Grandes colosos de la comunicación han surgido en el medio digital. Ibai Llanos es el buque insignia del infoentretenimiento en la esfera hispanohablante y fue quien consiguió entrevistar a Messi en su presentación con el PSG. Plataformas como Es.DecirDiario han dado un golpe en la mesa posicionándose como periódicos nativos en RRSS – que no en webs – premiados, reconocidos y consultados masivamente. La radio ha revivido en formato pódcast gracias a algo tan simple y llano como el “Está ahí para cuando gustes”.
Ciao, TV tradicional
Y es que esta última frase resume el atractivo estructural de la comunicación vía Internet. Cada vez nuestro ritmo de vida es más acelerado y adquirir grabadoras para ver en diferido informativos, partidos o concursos se hace pesado. El alojamiento en streaming ha permitido personalizar los contenidos y generar muchas audiencias segmentadas en base a estos. Siempre con el Smartphone en la mano, lo que quieras estará ahí esperándote.
En definitiva, la reciprocidad de la relación comunicador-público y la posibilidad de tener todo cuando quieras han hecho mella en el colectivo ‘Gen Z’. Las formas de consumir no son las de antes y los medios convencionales lo saben. No son pocas las grandes cabeceras de siempre que se han lanzado a la aventura en Twitch o Tiktok. Sin embargo, resulta sorprendente como sus cuotas de popularidad aquí no despegan. El nuevo público es muy suyo y ha encontrado la comodidad en las formas de expresión nacidas en su propio entorno.
¡Hasta empresas ajenas a la comunicación adoptan las normas que exige el público digital! Piénsalo: ¿cuántas tecnológicas sacan al mercado sus televisores con mandos de teclas numéricas? Estos aparatos están desapareciendo, con un botón de HDMI y uno de Netflix basta. Total, la televisión convencional está en tantos lados que ya ni queremos oír hablar del televisory el escenario del consumo de productos audiovisuales en el futuro será lo más parecido a un supermercado digital.
Álvaro Torres es estudiante de Periodismo de la Universitat de València y está haciendo sus prácticas en Agua y Sal Comunicación.