La comunicación busca su business angel

Todo sigue su paulatino ritmo de cambios y ellos (políticos y empresarios) miran a otro lado. Creo sinceramente que los empresarios (en muchos casos) no se enteran y los políticos, estos como siempre, no quieren enterarse.
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El sector de la comunicación, la publicidad, el de las relaciones públicas, el que conozco y he ido conociendo por el espacio geofísico (eufemismo actual) en el que me desenvuelvo ya no es el mismo (ha pegat un esclafit, que diguem per l´horta). Todo ha saltado por los aires: las grandes cuentas, hasta las grandes agencias, las consultoras, hasta la administración que todo lo podía… No digo que hayan desaparecido cuentas o agencias (que también), pero sí que han sufrido (casi) todas un proceso de retracción, fragmentación o atomización. Y no digo que sea malo, simplemente el escenario es diferente y como tal hay que sobrellevarlo.

La gestión de la comunicación convencional se ha resentido, no acaba de encontrar su sitio, la comunicación en la red, desde hace un tiempo, emergente, adolece de ese término que suena tan raro pero te facilita tanto el llegar a fin de mes: la monetización.

Aspectos a erradicar en la comunicación convencional: que te llame un aspirante a cliente, al que hace dos años ya le pasaste una propuesta.

–         Lo bonito: que se acuerde de ti.

–        Lo chungo: que te proponga desarrollar el plan de comunicación que le hiciste en su momento pero eso sí, con la mitad de presupuesto.

–       Lo peor: que se echen atrás, cuando tú aún estás asimilando la realidad de un mercado a la baja y que te digan que la junta de la organización ha decidido que lo ‘lidere’ una agencia, antes que un freelance, ‘que da más caché, más prestigio’. Algo indignante, carente de humildad y contraproducente.

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La comunicación es un proceso personal, porque lo gestionan personas, por encima de marcas y empresas, detrás hay personas. Indignante por la falta de rigor en los que se supone puedan ser los clientes del momento; carente de humildad, por aquello de no compres lo que no puedas pagar y contraproducente, porque no hace falta que explique como puede gestionar una agencia una cuenta de las consideradas ‘pequeñas’.

Aspectos a revisar en la comunicación on line: el otro día participé en una tertulia de radio y uno de los invitados utilizó de cada tres, un término que me costaba asimilar o encajar. Vale, me cuesta ponerme al día, pero ¿es necesario? Atenta directamente contra la comunicación. Noto en la actualidad un uso excesivo de Gadgets (se me permita la expresión, aunque hubiera preferido recurrir a que hay un uso abusivo de una jerga proveniente del terreno de las finanzas, mezclada con aspectos más propios de la programación y sobre todo, una cantidad ingente de tecnicismos del campo de la monitorización y de las preferencias de los buscadores) que complican la gestión de la comunicación. Ya no es el simple: ‘mola lo que has dicho’, ahora interesa decirlo de manera que les mole a mil. O que se lo digan a la periodista que le dejó un video de despedida a su jefe, hasta el potorro de conseguir ‘numeritos’ (cifras: vistas, visitas, likes, viralidad…) para su superior, sin detenerse éste en el contenido que se generaba. Aunque ya circula la réplica de su jefe utilizando mismo canal y misma escenografía, ¡qué listo!

En cualquier caso, me complace comprobar como se impone una mentalidad que apuesta por lo colaborativo porque si nos hemos atomizado o fragmentado en mil pedazos, lo suyo es que abramos vías de colaboración como las que ofrecen términos que ya me atraen más como: coworking, incubadoras de ideas, foros de emprendedores, startups, business angel… La suma de todos ellos nos hace más grandes de lo que lo puedan ser nunca las grandes empresas.

Pere Ferrer, Partner en Agua y Sal Comunicación // Colaborador en el blog Comunicación de Resistencia